No hay más que verla, que parece salida de una granja, alejada del ruido y el vicio urbanos, acostumbrada a bañarse en los ríos o a cabalgar por las praderas, para imaginar que si esta chica hace música, en ella se escuchan apagados violines, dobros y guitarras dolientes. Tal cual. Antes de este álbum había firmado Time (The revelator), una sublime pieza de orfebrería acústica. Soul journey mantiene sus emocionantes violines, añade más ritmos, simples percusiones, algún teclado, y levanta un poco el ánimo pese a ese tono tristón tan habitual en Gillian Welch. Disco hermoso, un viaje del alma por exquisitas canciones como Look at Miss Ohio, Wayside/Back in time, One monkey o Wrecking ball para cerrar la sesión. Ideal para tiempos blues.
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