Pasear es un placer. Y lo hicimos. Hasta encontrar de nuevo una librería en la que habías estado. Yo la descubrí entonces. No es de las viejas, como las que tienen ediciones muy antiguas y huelen a polvo y cerrado. Aquí hay libros nuevos. Apretados en las paredes y apilados en el suelo. Y muchos baratos. Dentro nos perdimos durante casi una hora, hasta que el dueño apagó la luz para advertirnos de que ya era hora de salir. Me habría pasado allí todo un día. En silencio, abriendo libros y tocándolos, sus tapas y sus páginas, oliéndolos, leyendo algún párrafo, siguiendo los títulos de un lado a otro de las estanterías, comprando alguno, haciéndolo tuyo. Leer es un placer. No puedo imaginarme esta vida sin un libro.
¡¡¡Buen año para todos!!!
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