El rumbo que sigue este nuevo capítulo de Mark e Isobel explora los lienzos pintados en los dos trabajos anteriores. Contrastan sin grietas los susurros inocentes de la chica y la sombría garganta del tipo. Esta vez se antoja algo menos sólido el acuerdo de voces, de climas, hay algún tramo desequilibrado porque parece que cada uno, aunque muy bien conjuntados en buenos temas como You won’t let me down again, Snake song o Come undone, es más dueño de sus propios ambientes. Compone ella y recurre a dos creaciones de Townes van Zandt, y él desaparece por momentos, aunque cuando regresa, a veces áspero de más… es el gran, gran Lanegan. Que sigan tan amigos.
Nota: 7/10