viernes, agosto 27, 2010

VOLUME ONE 219: HAWK (ISOBEL CAMPBELL & MARK LANEGAN)

Primero se retrataron en la habitación de un motel (2006), arreglándose el peinado ella ante el espejo, contemplada a su espalda por él, tumbado en la cama y apoyado en la pared de madera. Personajes de una balada de mares rotos. Después posaron en pie (2008), desviándose la mirada en un porche blanco, cualquier domingo ensuciado por el diablo. Siguen siendo amigos (pareja, lo dudo), camaradas musicales, en Hawk (V2, 2010), el tercer romance de Isobel Campbell y Mark Lanegan, mirándonos desde los asientos delanteros de un coche en dirección a ninguna parte y enmarcados por los contornos de una postal en blanco y negro.


El rumbo que sigue este nuevo capítulo de Mark e Isobel explora los lienzos pintados en los dos trabajos anteriores. Contrastan sin grietas los susurros inocentes de la chica y la sombría garganta del tipo. Esta vez se antoja algo menos sólido el acuerdo de voces, de climas, hay algún tramo desequilibrado porque parece que cada uno, aunque muy bien conjuntados en buenos temas como You won’t let me down again, Snake song o Come undone, es más dueño de sus propios ambientes. Compone ella y recurre a dos creaciones de Townes van Zandt, y él desaparece por momentos, aunque cuando regresa, a veces áspero de más… es el gran, gran Lanegan. Que sigan tan amigos.


Nota: 7/10

miércoles, agosto 25, 2010

LIVE IN 91: LONDRES

Nos vemos de nuevo, por tercera vez. Pero esta vez es diferente, con un camino cansado antes y otro camino por descubrir después. Ha tenido mucho de viaje interior, como un nadador que bracea entre dudas y no consigue dejarlas atrás para empezar a bucear en otro estanque. Las calles vivas. Las voces tranquilas. La comida china. Los yogures helados. Las fotos. Las cosas que compramos. El té. La Guiness. La merienda en el parque. Los museos. Los mercados. El metro. Los días largos. La lluvia. Las conversaciones. La hora de despertarse. Los paseos hablados y los paseos en silencio…

miércoles, agosto 18, 2010

COMERTE

Es un día, y otro, y otro más, y al siguiente. Si me pongo a describir, daría demasiada envidia. Si me decidiera a hacerlo, tendría que detenerme a pensar qué palabras precisas escoger. Y no las encontraría, nunca daría con la exactitud, y no quiero traicionar la bendición de la naturaleza. La que nos hace tan diferentes y por eso tan fascinantes. Largo de adornos y de cabeza a la madrugada, una vaquera alzada de resaca, los hombros al descubierto y una provocación rosa en la pista de baile, rayas marineras y azul marino, los colores de tu patria y los brazos con el regusto a sol y crema, las botas camperas y la pintura del verano en la piel de la cara… Si no doy un bocado al menos, te aseguro que paso hambre. En tinieblas también consigo comer un poco de cuanto más me alimenta.

martes, agosto 17, 2010

BONUS TRACK 84: WIND ON THE WATER (GRAHAM NASH & DAVID CROSBY)

Unos amigos asistieron hace poco en Hyde Park a un festival de tres días en el que tuvieron cabida Crosby, Stills y Nash, un plena forma los tres, desde luego, cosiendo los sonidos del pasado con los achaques del presente en una gran actuación. Me gustaría verlos un día, con Neil Young redondeando el cuarteto, el fantástico supergrupo. CSNY. He rescatado a CN, asociación derivada con menos enjundia que las que forman otros componentes en dúo o trío, pero igualmente sólida y hermosa, también reconfortante a la hora de necesitar un poco de nostalgia en mis menús musicales. No se han prodigado mucho juntos Graham Nash y David Crosby. En 1975, eso sí, firmaron Wind on the water, un trabajo que bien podrían haber firmado los cuatro camaradas, aunque ni Stills ni Young asoman ni por los surcos que separan las canciones. Pero vaya, menudo personal el que se juntó en este precioso disco: Carole King, James Taylor, Tim Drummond, Levon Helm, Joel Bernstein, Jackson Browne, Ben Keith… colegas de música y drogas perfectamente sintonizados en piezas como Mama Lion, Take the money and run o Love work out.


Siempre que escucho a uno de estos cuatro tipos, solo o en grupo, soy consciente de que sus voces entrelazadas me trasladan a otras décadas, pero me acompañan muy bien siempre.

miércoles, agosto 11, 2010

BONUS TRACK 83: THE SOUTHERN HARMONY AND MUSICAL COMPANION (THE BLACK CROWES)

Este calor me está animando a dejarme acompañar por cálidas músicas alejadas de las tópicas sintonías veraniegas, dignas o indignas. Nada de surf rockero o pachangada fresca, sino rock and roll de las profundidades americanas, tirando hacia el sur, por Atlanta, lejos de los clásicos aunque con ellos siempre presentes. Porque The Black Crowes son ya, para mí, unos enormes clásicos del rock. Y cuando en estos días he terminado de empaparme de la suave fragancia que contienen todos los discos de Sophie Zelmani no he optado por otra cosa que por los Crowes. De entre su magnífico baúl de joyas, aquí está imperecedero este The Southern Harmony and Musical Companion (1992), con su tórrida atmósfera, sus voces gritonas, las guitarras danzantes explorando paisajes gamberros, su Remedy, Sting me, Hotel Illness, My morning song y los Robinson y sus colegas en estado de gracia. Como maestros.

viernes, agosto 06, 2010

VOLUME ONE 218: CROWEOLOGY (THE BLACK CROWES)

Encadenando notables trabajos llegan The Black Crowes hasta 2010, al parecer con rumores de interrupción en su camino después de una serie de discos estupendos tras el periodo más largo sin publicar álbumes de estudio, entre el Lions de 2001 y el Warpaint de 2008. Los directos y la edición de música perdida han ido llenando su discografía últimamente, y por esta senda siguen ahora los cuervos con la recopilación en doble disco de algunas de sus piezas más representativas con una instrumentación acústica. El regalo, esta joya, se llama Croweology (Silver Arrow, 2010) y confirma la insistencia del grupo en lucir veteranía, sudor y sobrado poderío en su incuestionable talento musical.


Apagada la caña, los Crowes se acomodan en el cálido abrigo que cubre sus temas acústicos, acolchados delicadamente y revestidos de esa finura de cuerdas, teclados y baquetas con que maquillan para una velada elegante su rock and roll más fantástico. El recorrido se preocupa por centrarse en los primeros cinco álbumes, con predominio de canciones que no pierden ni fuerza ni belleza (Remedy, Wiser time, Ballad in urgency, She talks to angels, Sister luck, Thorn in my pride…) en manos de estos músicos de cabecera.


Nota: 8/10

VOLUME TWO 52: SOPHIE ZELMANI

En uno u otro momento necesitamos caricias para los oídos procedentes de los sonidos más cotidianos. De la música, entre ellos. Sophie Zelmani es un sedante sonoro tierno y contagioso. Lo corroboro ahora, después de un tiempo largo sin escucharla, recuperando nuevos discos a los que ya conocía. Tiene ocho desde 1995 esta joven sueca de voz aniñada y escondida, tímida a más no poder, pidiendo permiso cuando canta despacio envuelta en una música despejada y preciosa. Empezó tarde a tocar la guitarra y sus fieles compañeros de adolescencia han seguido con ella hasta ahora, enlazando un álbum tras otro llenos de dulzura, de finura pop, esenciales gotas de folk y gusto exquisito. Lo tiene el primero, Sophie Zelmani (1995), Sing and dance (2002), The ocean and me (2008) y el más reciente, I’m the rain (2010). En el film Masked and anonymous se marcaba una hermosa versión dylaniana de Most of the time. Para mí se ganó entonces el cielo. Como cada vez que vuelvo a sus bellas canciones.