En uno u otro momento necesitamos caricias para los oídos procedentes de los sonidos más cotidianos. De la música, entre ellos. Sophie Zelmani es un sedante sonoro tierno y contagioso. Lo corroboro ahora, después de un tiempo largo sin escucharla, recuperando nuevos discos a los que ya conocía. Tiene ocho desde 1995 esta joven sueca de voz aniñada y escondida, tímida a más no poder, pidiendo permiso cuando canta despacio envuelta en una música despejada y preciosa. Empezó tarde a tocar la guitarra y sus fieles compañeros de adolescencia han seguido con ella hasta ahora, enlazando un álbum tras otro llenos de dulzura, de finura pop, esenciales gotas de folk y gusto exquisito. Lo tiene el primero, Sophie Zelmani (1995), Sing and dance (2002), The ocean and me (2008) y el más reciente, I’m the rain (2010). En el film Masked and anonymous se marcaba una hermosa versión dylaniana de Most of the time. Para mí se ganó entonces el cielo. Como cada vez que vuelvo a sus bellas canciones.
viernes, agosto 06, 2010
VOLUME TWO 52: SOPHIE ZELMANI
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