Nos marchamos del concierto, haciéndonos espacio para avanzar entre unas 40.000 personas, con la impresión de que nos dejan. Que se separan, decían algunos; que se toman un descanso largo pero volverán dentro de unos años, más tiempo esta vez, pensamos otros. Porque Eddie, adorado por la sencillez tan directa con que lidera una banda o hace al público cantar, por cómo lee unas frases en un idioma que no es suyo o por cómo se deja la voz en cada tema, avisó pronto de que el concierto, el último de su última gira, iba a ser también el último en mucho tiempo. “Pero mientras, vamos a pasarlo bien con el rock and roll”. Y claro que lo conseguimos. Imposible no hacerlo.
En mi tercer concierto de Pearl Jam, en el Optimus Alive 2010 en Oeiras, Lisboa, disfruté algo menos que las otras veces (malditas masas de gente), pero no me sentí defraudado y la compañía que tuve fue excelente. Porque eché de menos algunos temas (Crazy Mary, State of love and trust), pero me alegré por escuchar por primera vez otros (Smile, In hiding, Wishlist). Tuvo la función un tono nostálgico, un sabor a despedida que relajó el repertorio y que conmovió al fan, muy dado esta vez a corear demasiado las canciones. Sublimes estuvieron, entre varias, Black, Release, Even flow o Daughter.
Quizá se marchen un tiempo, quizá tarden en volver a sacar un disco y echarse de nuevo a la carretera. Llevan veinte años haciéndolo y todo tiene un límite marcado u obligado por el cansancio. Dentro o fuera, en casa o en sobre cualquier escenario, Pearl Jam siguen siendo… enormes.
4 comentarios:
Siguen siendo grandes ... pero sus discos no levantan cabeza ... el descanso si se produce les vendra bien. Saludos.
http://lacomunidad.elpais.com/ruta-norteamericana/posts
gattuso
opino exactamente igual que tú respecto al concierto.
opino igual que tú respecto a la banda y respecto al concierto
grandes PJ
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