domingo, junio 27, 2010

LIVE IN 89: CHRIS ISAAK (24 de junio, Ourense)

Contra el tedio, el desánimo o la decepción, vengan de donde vengan, una buena pócima curativa es un buen concierto de rock and roll. Chris Isaak sirvió, claro que sí, vaya si valió el bueno de Chris. Un tipo grande de verdad, un tipo que me ha caído siempre muy bien, con discos estupendos en su historial, y un directo, como el que pude comprobar el jueves pasado en el Xardín do Posío en Ourense, fabuloso, divertido, entrañable. El viaje consistió en una ruta de lo más amena y equilibrada por las geografías musicales de la cultura americana: rockabilly, blues, country y, sobre todo, delicioso rock and roll, servido en bandeja de plata por un Chris Isaak sólidamente conjuntado con su banda de confianza. Una gozada.


Me esperaba algo bueno, pero no tanto. Sonaron los mejores temas de su último álbum, Mr. Lucky, las piezas más conocidas de su repertorio, muchas de ellas presentes en bandas sonoras (Two hearts, Wicked game, Baby did a bad bad thing, Somebody’s cryin’…) y un par de tributos a Elvis y a Roy Orbison de los de encender el mechero y abrazarte a los amigos. Y el tío se entregó al cien por cien sin escatimar sonrisas, diversión, profesionalidad, buen rollo. Y de eso se trata la música, ¿no? De buen rollo. Chris, con su impecable traje azul y su preciosa gretsch blanca, un grande.

miércoles, junio 23, 2010

VOLUME TWO: COWBOY JUNKIES

Cuando aparecen no puedo eludir la sensación de que de una vez por todas me van a empezar a cansar. Ocurre sin embargo todo lo contrario, que con su vaivén envolvente me vuelven a absorber y consiguen que en su pacífico rock narcotizado encuentre un extraño sosiego, sobre todo si cae la noche y la oscuridad da paso a la melancolía. Pasan los años y piensas que los Cowboy Junkies pueden acabar convertidos en ese grupo repetitivo y anclado en su letárgica atmósfera, pero nada de eso. A mí me seducen aunque no se desmarquen (o lo hagan ligeramente) de su libro de estilo.


Los canadienses acaban de sacar disco, Renmin Park (2010), ya he perdido la cuenta, como una quincena deben llevar. Margo Timmins sigue cantando como el primer día, flotante en su caminar sonámbulo, arropada por la delicadeza sonora de sus hermanos, esta vez conjurados para recitar una música a ratos más experimental que en las anteriores entregas, adornada con sonidos callejeros o tecnológicos y acentuada por bisutería oriental. Choca de entrada escuchar a los Cowboy Junkies de esta guisa, pero un poco de calma permite descifrar otro disco tan radiante como los demás, a la altura de obras tan buenas como Miles from our home (1998), Open (2001), At the end of paths taken (2006) o el revisitado retorno que hicieron a la Iglesia de la Santísima Trinidad en 2007 en su Toronto natal.

lunes, junio 14, 2010

VOLUME ONE 214: MOJO (TOM PETTY & THE HEARTBREAKERS)


Necesitaba una alegría y Tom Petty y sus colegas me la han brindado. Gracias maestros. Empiezan gira estos días porque tienen nuevo disco, pero una vez más no se mueven de tierra americana, Europa ni la huelen, maldita sea. El caso es que hay nueva música maravillosa que escuchar, recopilada en Mojo (Reprise, 2010), el decimotercer disco del grupo, unidos ocho años después de su trabajo de estudio anterior, con el paréntesis que supuso la resurección de Mudcrutch hace dos años. Y Mojo es una delicia, una pasada, la leche, la de Dios y todos los santos. Por eso casi no puedo escuchar nada más que esto durante estos días.


Por supuesto que no podían fallar los Heartbreakers (casi nunca lo han hecho), estrellas rutilantes de un conjunto de canciones empaquetadas con espontánea artesanía. Mojo irrumpe distinto entre el rico legado de Petty & Co., cercano a Mudcrutch (el disco), demás arrimado al blues, como demuestra su apertura, seguida por un trío de canciones espectaculares (First flash of freedom, Running man’s bible y The trip to pirate’s cove), de nuevo amigado a los territorios blueseros próximos a Muddy Waters, desviado por los paisajes americanos (Lover’s touch) y embarcado en viajes de exploración por carretera (Let yourself go), con enternecedores dulces (No reason to cry) y una fantástica pirueta de pulso reagge (Don’t pull me over). Y en eso estoy, de un lado a otro de de este álbum que te reconcilia con todo. Un disco bárbaro.


Nota: 9/10

martes, junio 08, 2010

BONUS TRACK 82: HISTORIE DE MELODY NELSON (SERGE GAINSBOURG)

Me insistió Willard Napoleón en escuchar este disco. Le interesaba mi opinión. Ya veo… Esta música aquí enlatada nos seduce del mismo modo, colega, lo que sugiere, lo que esconde, su perversidad, su sordidez, la bruma que desprenden sus voces susurrantes y sus sonidos lujuriosos. Apenas dura 28 minutos, pero son suficientes para descifrar las ardientes pasiones del zorro Serge, de caza por el bosque en busca de nínfulas fáciles como la que abraza un peluche sobre sus pechos en la portada, Jane Birkin, entonces la cachorrilla de 25 años que iluminaba los días y las noches del señor Gainsbourg, de 43. Birkin es Melody Nelson, tentación irresistible del autor, protagonista conceptual del disco. Y la música… ooooh… un desfile de elegante psicodelia y templado funk con sutiles arreglos orquestales. Historie de Melody Nelson (1971) alimenta nuestros vicios, sí señor, y esto está muy bien.

domingo, junio 06, 2010

25

El día que cumplí 25 años… no me acuerdo de lo que hice. Acostumbro a ir al cine ese día cada año. Lo apunto en una libreta además, pero consultando el archivo me encuentro que fui al cine un día antes con mi amigo Alberto a ver la película Deep impact y que al día siguiente repetí sesión en otra sala con El gran Lebowski. En aquellos tiempos no trabajaba, me pasé un año y medio inactivo después de la universidad, y tampoco recuerdo qué importancia le di al hecho de cumplir un cuarto de siglo, 25 años…


… los que te contemplan tan radiante, llenando la habitación con la luz de tu risa. Dentro de otros 25 quizá nos acordemos de lo cerca que estábamos.

GREATEST HITS 89: YOU’VE GOT A FRIEND (JAMES TAYLOR & CAROLE KING)


Esta hermosa canción la escuché por primera vez hace mucho tiempo, en aquel programa de radio de cine que me ayudó a encontrar el primer amor, el cine precisamente. No tardé en comprarme el vinilo en el que aparecería, el maravilloso Tapestry, de Carole King, que todavía conservo. Y después me hizo llorar… ¿saben cuándo?... en un episodio de aquella bonita serie que era (y no sé si puedo pensar ahora lo mismo) Aquellos maravillosos años, en la voz de James Taylor. Hace poco la recuperé en un disco muy reciente, un directo en la mítica sala Troubadour de su compositora y su buen amigo James, que en el mismo año, 1971, dejaron grabado el tema en sendos álbumes. Y de nuevo You’ve got a friend me ha vuelto a emocionar, a humedecer ligeramente los ojos. Es una canción muy sencilla, con una letra directa y auténtica, como las que ha escrito Carole King siempre. Es imposible no estremecerse de alguna forma si la escuchas, si descubres en ella que siempre hay un amigo al que llamar y que te ayudará en tus peores momentos. Así de simple. Y viene bien en estos tiempos, en cualquier tiempo, abrazar la amistad.

martes, junio 01, 2010

VOLUME TWO 49: MARY GAUTHIER

Llevo un largo tiempo cansado de la música que propagan artistas del corte y confección de Mary Gauthier; no es un problema de saturación, sino de repetición de esquemas carentes de vigor, de frescura o ingenio. A esta señora de aspecto un tanto hombruno la podemos incluir en el regimiento de americanos ‘americana’ que desde mediados de los noventa vienen rastreando los paisajes de su país y cultura, arrastrándose por sus historias miserables, compartiendo dolor, aspereza e insatisfacciones. Tiene un pasado rico en penurias y desdichas esta chica de New Orleans, materia prima para su discurso musical: nunca conoció a su madre, tonteo con las drogas desde los quince años, pasó por chirona antes de ser mayor de edad y perdió la cuenta de los programas de rehabilitación a los que se sometió para curar su adicción alcohólica. Hasta los 35 años no escribió canciones, pero ya asentada y sin azotes existenciales, empezó a explorar una modesta travesía musical salpicada de dignos trabajos.


Acaba de publicar The foundling (2010), pero antes llegaron Drag Queens and Limousines (1999), Mercy now (2005) o Between daylight and dark (2007), pulido por el oído y el tacto estimulante de Joe Henry. Las canciones de Mary Gauthier surgen de las entrañas y se deslizan erguidas y arropadas por un espíritu de folk rock que, por fortuna, se resisten a caer en la vulgaridad.