miércoles, junio 23, 2010

VOLUME TWO: COWBOY JUNKIES

Cuando aparecen no puedo eludir la sensación de que de una vez por todas me van a empezar a cansar. Ocurre sin embargo todo lo contrario, que con su vaivén envolvente me vuelven a absorber y consiguen que en su pacífico rock narcotizado encuentre un extraño sosiego, sobre todo si cae la noche y la oscuridad da paso a la melancolía. Pasan los años y piensas que los Cowboy Junkies pueden acabar convertidos en ese grupo repetitivo y anclado en su letárgica atmósfera, pero nada de eso. A mí me seducen aunque no se desmarquen (o lo hagan ligeramente) de su libro de estilo.


Los canadienses acaban de sacar disco, Renmin Park (2010), ya he perdido la cuenta, como una quincena deben llevar. Margo Timmins sigue cantando como el primer día, flotante en su caminar sonámbulo, arropada por la delicadeza sonora de sus hermanos, esta vez conjurados para recitar una música a ratos más experimental que en las anteriores entregas, adornada con sonidos callejeros o tecnológicos y acentuada por bisutería oriental. Choca de entrada escuchar a los Cowboy Junkies de esta guisa, pero un poco de calma permite descifrar otro disco tan radiante como los demás, a la altura de obras tan buenas como Miles from our home (1998), Open (2001), At the end of paths taken (2006) o el revisitado retorno que hicieron a la Iglesia de la Santísima Trinidad en 2007 en su Toronto natal.

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