Contra el tedio, el desánimo o la decepción, vengan de donde vengan, una buena pócima curativa es un buen concierto de rock and roll. Chris Isaak sirvió, claro que sí, vaya si valió el bueno de Chris. Un tipo grande de verdad, un tipo que me ha caído siempre muy bien, con discos estupendos en su historial, y un directo, como el que pude comprobar el jueves pasado en el Xardín do Posío en Ourense, fabuloso, divertido, entrañable. El viaje consistió en una ruta de lo más amena y equilibrada por las geografías musicales de la cultura americana: rockabilly, blues, country y, sobre todo, delicioso rock and roll, servido en bandeja de plata por un Chris Isaak sólidamente conjuntado con su banda de confianza. Una gozada.
Me esperaba algo bueno, pero no tanto. Sonaron los mejores temas de su último álbum, Mr. Lucky, las piezas más conocidas de su repertorio, muchas de ellas presentes en bandas sonoras (Two hearts, Wicked game, Baby did a bad bad thing, Somebody’s cryin’…) y un par de tributos a Elvis y a Roy Orbison de los de encender el mechero y abrazarte a los amigos. Y el tío se entregó al cien por cien sin escatimar sonrisas, diversión, profesionalidad, buen rollo. Y de eso se trata la música, ¿no? De buen rollo. Chris, con su impecable traje azul y su preciosa gretsch blanca, un grande.
1 comentario:
Un grande, si. Yo ya lo ví en el 93 en Coruña, así que ya sabía lo que había.
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