Cuesta creer que se pueda ser sexy con esta facha. Se lo preguntaba Rod Stewart a cualquier hembra que se le pusiera delante en los albores de la fiebre disco y al muy truhán seguro que le respondían que sí, que era demasiado sexy aunque se vistiese como una nena, peinase una fregona dorada en la cabeza y diese esos giros tan afeminados cuando cantaba. Seguro que entre las sábanas le respondían lo mismo minutos después. Así forjó su historial sexual de conquistas.
A mí esta canción me encanta. Quizá porque siempre encuentro un cuerpo humeante moviéndose muy sexy cada vez que me recibe en cualquier parte. Rod ya había dejado atrás sus mejores discos, los cinco que grabó con Mercury y los dos primeros con Warner. En Blondes have more fun (1978) la música disco contagió al escocés, en cierto modo le obligó a ambicionar más público y empapó casi por completo un trabajo que ahora parece remoto y olvidable. Salvo este fantástico ¿Crees que soy sexy?
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