lunes, febrero 25, 2008

VOLUME ONE 118: DIG, LAZARUS, DIG!!! (NICK CAVE & THE BAD SEEDS)

A Nick Cave lo temo. No comparto la elevada estima que merece entre prensa y público adulto y sus discos, en general, me cargan como un yunque a pesar de un par de excelentes canciones en cada uno. Pero por razones que se me escapan me sorprendo a mí mismo aplaudiendo el décimo… (pierdo la cuenta entre bandas sonoras y algunas ediciones) disco de su prolífica obra, de nuevo junto a su banda, The Bad Seeds. Para empezar, podría decir, que es de admirar la versatilidad de Nick Cave y su facilidad para no repetirse. Porque ignorando sus primeros y horribles álbumes, desde el Henry’s dream de 1992 hasta ahora la transición de álbum a álbum enseña pequeños cambios y progresos en su musicalidad, incluso en el recitado dramático de la voz del autor, a veces mostrándose accesible, otras veces huyendo de la facilidad.

Dig, Lazarus, Dig!!! (Mute/Anti, 2008) es un coherente paso adelante después del embrutecido proyecto paralelo que fue el año pasado Grinderman. Por fortuna, Nick y sus malas semillas se domestican un poco sin dejar de conservar algunos feos gestos del trabajo anterior. El nuevo disco de Nick Cave guarda sorpresas en los instantes más inesperados: percusiones anómalas, guitarras chirriantes, coros forzados, breves interludios industriales u otros rizos que evitan lo previsible. Los adoradores del doble lienzo que componen Abattoir blues/The lyre of Orpheus (2004) se entusiasmarán con Hold on to yourself y Midnight man, aunque echarán de menos más atmósferas descansadas. Eso sí, cantar, ya no parece cantar Nick Cave, sino declamar como un profetizador del Apocalipsis extensas letras cubiertas de pasión.

Nota: por la mañana 7, por la noche 8.

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