Vamos por partes. La pasta. Parece ser que Johnny Rotten admitió hace poco sin ningún tipo de rodeo ni retórica que ha accedido a resucitar a los Sex Pistols “por la pasta”. Cojonudo, así de claro, no me trago del todo eso de que los retornos, por breves o duraderos que sean, se deben a homenajes especiales, expos o eventos benéficos o a "las ganas de volver a estar juntos en un escenario después de tanto tiempo", porque a todo eso le acompaña una gira corta o larga, publicidad bien pagada (en color y en página impar entera), mercadeo, reedición de discos, grabación de conciertos y distribución en dvd, derechos de imagen, etc. De toda la tajada una gran parte va a parar a los propios músicos que regresan, que tienen mucha pasta pero que no van a despreciar un poco o mucho más. Por un lado, prefiero que no aludan a otras razones para ocultar la razón monetaria los que vuelven a lo grande, sean Springsteen con la E Street Band, Led Zeppelin, unos bien recibidos Police o pongamos por ejemplo el mismísimo Dylan con cualquier histórica formación. Por otro lado, tampoco me gusta que una gran parte del aficionado a la música censure a estos autores o a otros que toman decisiones parecidas porque se dejan llevar por el olor del dólar, el mismo por el que ellos mismos u otros músicos de menos fama y éxito a los que defienden más se dejarían guiar de estar en el mismo lugar.
El sentimiento. Comentamos hace poco que volvieron los Eagles con un soporífero disco de nuevas canciones bajo el brazo, casi tan deficiente como el novedoso de The Who el año pasado. Como también dijimos, han vuelto los Héroes del Silencio, Police y Zeppelin a actuar juntos pero sin presentar nuevas canciones. Yo no los he visto, sólo he leído alguna crónica y tengo la impresión (que no la seguridad) de que si estuviera allí, en primera fila o en una grada, esas bandas no me transmitirían las mismas sensaciones primitivas e imborrables que sí tuve hace años con los Héroes en vivo, que escuché en discos de Police y que vi en conciertos grabados de Zeppelin por muy grandiosos que ahora volvieran a estar sobre un escenario y ante un público al que probablemente ya no serían capaces de sorprender como antes. Un detalle que narraba una crónica: decía que Page, Plant y Jones vestían ahora de negro y que Plant ya no enseñaba el pecho bajo pequeñas camisas vaqueras abiertas; a mí me habría gustado verlo así, pero imagino también lo patético que sería si repite con sesenta años encima aquello que hizo a los treinta. Cada cosa en su tiempo.
1 comentario:
Una cosa es ser hijo de tu tiempo y otra saber envejecer.
Normalmente todos esos "revival" que mencionas son claramente el primer punto, pero incumplen el segundo.
Un abrazo.
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