The night they drove Old Dixie Down es un crudo cántico de orgullo sureño ambientado en la Guerra Civil americana, pero del que ni siquiera me importa el sentido de su letra porque prefiero quedarme con el sentimiento con el que está interpretado. Robbie Robertson (paradójicamente canadiense) lo compuso en 1969 para el epónimo segundo álbum de The Band, pero es el entrañable batería Levon Helm, con su cabeza ladeada hacia el micro y los hombros encogidos, quien conduce el trío de harmonías vocales con su voz de Arkansas y sus lamentos de infeliz pero humilde campesino de alma herida. Blues, country, folk y ragtime se incrustan en los versos que llena el título y conforman ese estribillo conmovedor que te empuja a buscar miradas amigas en todos los Tribecas del planeta.The Band fue un grupo atemporal, me atrevo a decir marginal, apartado de las tendencias en auge y coherente con la tradición más rústica del folk rock. A finales de los sesenta cambiaba el mundo con los cambios de América, pero ellos permanecían sentados en el porche de su cabaña o en el sótano de Woodstock que les encerró junto a Dylan. Fueron cinco halcones (The Hawks), cinco forajidos (The Band), la banda perfecta de Bob, la Banda.
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