El verano se llena de festivales a los que no me acercaría ni invitado a zona VIP, pero a veces me acuerdo de aquel festival al que fuimos hace tiempo, once años, muy lejos de las comodidades, embarrados hasta las rodillas, cuyo cartel repito cuando alguien me pregunta qué se me perdió a mí en la isla de Wight. Vaya, es que estaban Tom rompiendo corazones, Eddie sobre nuestras cabezas y Bruce dejándose la garganta. Se nos hizo de madrugada y nos quedamos solos en el pueblo de la costa, el vacío a nuestro alrededor y el largo pier hasta el embarcadero para esperar el turno de las cinco de vuelta a Portsmouth, cuando la luz empezaba a iluminarnos. Aquel cartel es este que veis, con su caballo de mar cual criatura mitológica sobre los músicos convocados, engalanado de adornos, figuras y mosaicos... Hoy este caballo marino que me parece un dragón está inscrito para siempre sobre el antebrazo de la mujer que me acompañó a la isla y que a mi lado sigue por compañía y todo lo demás. Más de una vez me dijo que debíamos hacernos un tatuaje idéntico, y siempre propuso esta, la imagen de nuestro festival de la isla de Wight. Ahí queda, en su antebrazo, que yo soy muy sensible para ciertas cosas.
jueves, julio 20, 2023
ISLA DE WIGHT... HACE TIEMPO Y HOY
El verano se llena de festivales a los que no me acercaría ni invitado a zona VIP, pero a veces me acuerdo de aquel festival al que fuimos hace tiempo, once años, muy lejos de las comodidades, embarrados hasta las rodillas, cuyo cartel repito cuando alguien me pregunta qué se me perdió a mí en la isla de Wight. Vaya, es que estaban Tom rompiendo corazones, Eddie sobre nuestras cabezas y Bruce dejándose la garganta. Se nos hizo de madrugada y nos quedamos solos en el pueblo de la costa, el vacío a nuestro alrededor y el largo pier hasta el embarcadero para esperar el turno de las cinco de vuelta a Portsmouth, cuando la luz empezaba a iluminarnos. Aquel cartel es este que veis, con su caballo de mar cual criatura mitológica sobre los músicos convocados, engalanado de adornos, figuras y mosaicos... Hoy este caballo marino que me parece un dragón está inscrito para siempre sobre el antebrazo de la mujer que me acompañó a la isla y que a mi lado sigue por compañía y todo lo demás. Más de una vez me dijo que debíamos hacernos un tatuaje idéntico, y siempre propuso esta, la imagen de nuestro festival de la isla de Wight. Ahí queda, en su antebrazo, que yo soy muy sensible para ciertas cosas.
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