Quién sabe si algún día lo llamaremos el Rey Marcus.
Los sabios y fiables comentarios del portal Allmusic, enciclopedia musical de referencia y cabecera, son con mucha frecuencia el espejo en el que veo reflejadas mis impresiones con exactitud. Hay algunos firmantes afines, como Stephen Thomas Erlewine, cuyos textos me devuelven, sino mi propia escritura, lo que yo habría escrito sobre tal músico o tal álbum en este blog o cualquier otro soporte. Sirva de ejemplo su reseña elogiosa sobre el último trabajo de Marcus King, Young Blood (Easy Eye Sound, 2022).
Así que poco más que decir. El segundo disco del joven guitarrista (repito, aún es pronto para pronosticar si tendrá plaza en alguna realeza blues-rockera) lo vuelve a despojar de su banda original y lo asocia de nuevo con Dan Auerbach para encargarse de la producción. Y como este se retuerce de placer con las viejas humaredas del blues angosto (como demostró en Delta Kream con The Black Keys), la misma gasolina humeante mueve esta sangre joven de Marcus King. Hay pantano, hay autopista, campo, sudor y grasienta guitarra. Hay Creedence, Hendrix y Grand Funk en algún giro de la ruta. Hay dinamita.
Nota: 8/10
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