Cuesta creer que haya músicos como este, Jonathan Jeremiah, a los que se les cueste descubrir y apreciar. Y cuando aparecen, sea tan escaso el seguimiento, tan futil el reconocimiento, pese a que el autor permanezca como agazapado en la excelencia. Por razones de una u otra especie, al final cada uno tiene lo que se merece. Y los méritos de este británico propietario de una voz de barítono y de un gusto exquisito en el arreglo de canciones son los que hacen de su nuevo trabajo otro producto de digestión deliciosa. Horsepower for the streets (PIAS, 2022) trae de vuelta al londinense como orquestador de piezas de arrebatadora elegancia, cápsulas atemporales estampadas con soul y folk ajenas al presente y gustosas de climas a los que cálidas voces femeninas en los coros devuelven a sensuales imaginaciones ambientales de varias décadas atrás.
El álbum encuentra la inspiración en paisajes franceses y se graba en una iglesia de los Países Bajos con el protagonismo dominante y seductor de una orquesta de cuerda. Es esta apuesta de estilo, con el concurso de líneas de bajos burbujeantes que robustecen las canciones, es donde Jeremiah parece encontrarse más cómodo llegado al quinto capítulo de su obra. Difícil quedarse con un tema por encima de otro (Lucky, The rope o Cut a black diamond bien podrían tomar la delantera); difícil decir si este es superior o ligeramente inferior a sus trabajos precedentes.
Nota: 8,5/10
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