jueves, mayo 26, 2022

VOLUME ONE 603: CRUEL COUNTRY (WILCO)


En la intimidad de su base de operaciones, el entrañable The Loft de Chicago rebosante de instrumentos, seis músicos virtuosos encuentran la pócima de la excelencia. No entienden de género ni marca, escapan de la clasificación, esquivan la calificación. Forman un universo musical absorbente que atrae devociones, sientan cátedra. Estos tipos, Jeff, John, Nels, Mikael, Pat y Glenn, juntos en faena sobre alfombras y entre sillones, son la banda más extraordinaria del planeta: Wilco.

Cruel Country (dBpm, 2022) es quizá el disco que más veces he escuchado en una misma semana. Sus 21 canciones, sus casi 78 minutos que discurren como la corriente tranquila de un río a través de un valle silencioso, me han convertido en un adicto insaciable. Es un álbum tan brillante como Sky blue sky, The whole love y Ode to joy, pero ahora en el presente se me abre como una fuente de admiración exultante, como una laguna en la que siempre me apetece remojarme. En las lecturas que merece, cabe el análisis del empeño lírico por reflejar las contradicciones de un país, pero a mí, que me atrapan más los sonidos que las letras, me seduce esa asombrosa facilidad con la que los seis integrantes de Wilco crean paisajes musicales salpicados de pinceladas arrebatadoras.

 

Amigos, brindemos por las baquetas relajantes de Glenn Kotche, las sutiles teclas de Mikael Jorgensen, la finura de las cuerdas de Pat Sansone, el nervio guitarrero de Nels Cline, la calurosa sábana rítmica de John Stirratt, Jeff Tweedy en todo su ser. Por Hints, All across the world, Bird with a tail/Base of my skull, Many worlds, Heart hard to find, Please be wrong, Country song upside-down y Sad kind of way entre las varias canciones soberbias de este álbum. Cruel Country me parece hoy un disco con el que ilustrar en el diccionario el término perfección. Hasta aquí hemos llegado, para qué seguir reseñando más discos.

Nota: 10/10

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