Lo peor que podemos decir del nuevo trabajo de The Black Keys es que, sin sorprendernos ya, siguen haciendo las cosas muy bien. Y lo que mejor saben hacer es encajar en jugosos moldes contemporáneos materia prima primitiva que no pierde su autenticidad con nuevo abrigo. Dropout boogie (Easy Eye Sound, 2022), grasiento y crujiente, es un sucesor lógico de Delta Kream (2021), en el sentido de que aporta piezas originales a las versiones de blues cenagoso que el grupo había reinterpretado hace un año. El arranque de Wild child intenta capturar la frescura contagiosa de El Camino o Let's rock, pero las canciones que le suceden se desvían de nuevo hacia corrientes bluseras de fácil seducción. La reconexión de Dan y Patrick debería ser definitiva, hoy da frutos en su momento de esplendor.
Nota: 7,5/10
No hay comentarios:
Publicar un comentario