Este epílogo finiquitó a Led Zeppelin en 1982, dos años después de la muerte de su baterista, John Bonham, y de la consiguiente disolución del grupo, huérfano de la potencia rítmica de su compañero, solo reunido puntualmente 30 años después para una gira de supervivencia que dio como resultado el álbum en directo Celebration day. La coda de CODA es en realidad un rescate de temas que el grupo no había incluido en sus ocho álbumes de estudio anteriores y se digiere como un postre final de poco más de media hora para llenar el estómago de la energía imperecedera de una banda irrepetible.
Sí, la magnitud de Led Zeppelin se constata en sus obras capitales tanto como en su legado menor. Los descartes reunidos en CODA pertenecen a distintos años y discos, pero reunidos como colofón cuando ya nada juntaría a Plant, Page, Jones y Bonham adquieren un sentido unitario que, en otras circunstancias, bien podría haber prolongado la vida de la banda; desde el torrente inicial de We're gonna groove a la postrera maquinaria rítmica en solitario de Bonham en Bonzo's Montreaux. Hasta siempre.
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