Esta conexión junta a Fran con José Manuel. Con la música como hilo y en el rodaje de los años. Ocurrió que hace un tiempo, allá (o allí) en Jerez de la Frontera, formaron parte de una banda así como yeyé que versionaba alegres canciones. Y si la música tiene la culpa de acercar pasiones, agitarlas y transformarlas, una cosa lleva a la otra inevitablemente, que en este caso fue un grupo tributo a los Beatles, uno más sí, un cuarteto desbordante de adoración, como no podía ser de otro modo. Y más tarde los dos, Fran Pena y José Manuel Peña, un gallego y un andaluz, fomaron un dúo acústico que se cansó de tocar allá por el sur canciones que todos conocíamos, canciones para animar la fiesta y entregarse en grupo. Hasta que ahora, después de grabar también sus propios proyectos en solitario, son Mojo Gallardo y tienen su primer disco, Conexión.
Cuentan en los créditos que por el cuerpo de este álbum discurren gotas de sangre que bien podrían ser de Jayhawks, de Rufus Wainwright, de Los Brincos, de Teenage Fanclub, de The Beatles, ¡cómo no! Más de unos que de otros (los venerables escoceses toman la delantera), pulido pop de cuidadas melodías y pinchazos guitarreros. Pena y Peña se turnan las voces con extrañeza al principio y con naturalidad según avanza el disco, y se arropan con la generosidad de buenos amigos. Invitan a escuchar una y otra vez más de un par de buenos temas: Violeta pálida, Me dejo llevar, Tus canciones de ayer. Me gusta esto, mucho: "Lo hicimos de corazón para colarlo en las vidas de la gente y alegrarlas un poco". Qué loable generosidad, la música libre y compartida, todos conectados por las buenas canciones, las de Mojo Gallardo.