Este descubrimiento, esta silenciosa irrupción, produce muy agradables sensaciones. Hacen falta. La voz y la música de la británica Arlo Parks tiene algo de amistosa cercanía y en la imaginación lleva a sofisticados ambientes y amables evasiones. Neo soul, lo llaman algunos. No ando muy puesto en nombres, pero aquello que me gusta bajo la sombra de este estilo suele gustarme mucho. Como esto. Tiene 20 años solo Arlo Parks, y su nombre artístico esconde el que la trajo al mundo, Anaïs Oluwatoyin Estelle Marinho, cruce de varias sangres. La he visto en reseñas elogiosas y en reportajes que incluyen su primer álbum entre las más recientes tendencias con las que los expertos nos orientan sobre "lo que hay que escuchar". Collapsed in sunbeams (Transgressive, 2020) tiene una plaza merecida en ese grupo de novedades admirables. A falta de poder emparentarla con referencias del nuevo soul, diría que el álbum transmite la misma atmósfera que la mejor cosecha de Morcheeba, en especial la que contiene el glorioso disco Big calm, aunque sin escorzos ni programaciones. Arlo Parks guarda madurez en sus mensajes, sin morderse la lengua, y fabrica suaves sensualidades que se traducen en un puñado de piezas magistrales (Hurt, Hope, For Violet, Eugene).
Nota: 8/10
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