Neil Young saca del fondo de sus archivos, a los que ha acudido con frecuencia en los últimos años para airear jugoso catálogo (Hitchhiker, Tuscaloosa, Song for Judy), un álbum inédito de su mejor periodo, la década de los setenta. Se ha dicho y escrito (el propio Neil también) que Homegrown, del que algunos temas con variaciones aparecen en otros discos, es el escalón que enlaza Harvest (1972) con Comes a time (1978), dos obras que marcan tránsitos importantes en su carrera, aunque entre medias el autor publicó otros seis álbumes, uno en colaboración con Stephen Stills. Homegrown quedó guardado durante 45 años y a él se aludió como tesoro perdido empapado en desazón y nostalgia. Su rescate ahora revela un disco de lógico encaje en aquella década, con cortes que podrían haber figurado en cualquiera de aquellos discos, sobre todo en Tonight's the night (1975), obra que Young prefirió publicar, un álbum duro y quejumbroso que encuentra en Homegrown un cercano pariente de sangre.
La recuperación de este disco rodeado de cierto culto no debe sobreestimar su valor ni hacernos pensar que estamos ante la gran joya desconocida de Neil Young. Se celebra que el viaje a un pasado lejano permita borrar un rato el insípido recuerdo de sus mediocres álbumes recientes, pero Homegrown, con momentos lucidos y otros no tanto, no mejora ni On the beach, ni Zuma, ni aquellos viejos trabajos con los que a Mr. Young se le echa más de menos.
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