Ha cerrado una revista musical y durante un rato he intentado sentirme en la piel de quienes dieron forma e hicieron crecer a esa criatura durante 35 años. Contactos, entrevistas, planificaciones, publicidad, colaboraciones, estrategias comerciales, discusiones con discográficas, representantes, grupos o solistas, conciertos, promociones, la fidelidad de los clientes o sus renuncias... la ilusión, el hartazgo, la supervivencia... hasta que todo encuentra su final. Hasta que el papel ya no encuentra manos que prueben su peso y su gasto acaba hundiéndolo cada día un poco más. Y llega ese momento de apagar las luces de la redacción, de desear toda la suerte del mundo a los redactores y a quienes han colaborado tanto (o tan poco) tiempo. Yo nunca compré esa revista que acaba de cerrar y nadie volverá a abrir; leía algún reportaje o reseñas de discos en lugares donde la encontraba, generosa para ser abierta, para ofrecer alternativas, criterios, conocimiento y algo de pasión bienvenida. Y hoy, cuando nos sacuden ráfagas de pesimismo, creemos que esa revista (o ese periódico) no será la primera, que otras se refugiarán solo en la fría esfera de una edición digital o firmarán su sentencia de muerte.
lunes, mayo 04, 2020
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2 comentarios:
Si lo dices por el Popu, estás en lo cierto. Está sentenciada.
es en cualquier caso una pena y el principio del fin de una epoca que yo siempre recordare. yo era de P1, pero tengo mis RDL y Factory ocasaionales y descubri a muchisimos grupos con sus CDs y especiales. su grandilocuencia, tendencia a la boutade y algo similar a mirar por encima del hombro a los vecinos nunca me gusto de ellos
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