Me complace cada vez más el saboreo continuo de esos discos de los que te das cuenta de lo buenos que son por su transparente humildad; obras elaboradas con un mimo discreto que eleva su calidad casi sin quererlo. Solstice (New West, 2019) está en esta categoría. Debemos agradecérselo a Luther Dickinson. No solo al excelente guitarrista, respaldado en esta ocasión por un grupo de atractivas voces femeninas, como Allison Russell, Amy Helm, Amy LaVere, Sharde Thomas y el trío góspel Coco Mamas, una especie de hermandad bautizada como la Luna de Fresa (Sisters of the Strawberry Moon). Del encuentro, que se produjo en 2016 y se completó con instrumentación añadida en estudio en los años siguientes, se obtiene una equilibrada combinación que en torno a la música de raíces americana se balancea entre el folk, el blues y el góspel. Ellas son las protagonistas, con su entrega vocal y su acento instrumental (conmovedora Russell cada vez que sopla el clarinete), con Luther y otros guitarristas en un modesto pero esencial segundo plano. Solstice suena y se siente cercano, como el susurro escalofriante de los roces de un ser amado.
Nota: 8,5/10
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Tengo ganas de escuchar este álbum. El otro que ha sacado Dickinson este año me ha decepcionado bastante pero éste apunta maneras. Tu texto me anima más a escucharlo.
Sex, love and rock´n soul
A mí tampoco me ha gustado el otro disco de este año. Pero Solstice tiene otro aroma y es más natural. Apuesto a que te gustará más, verás. Saludos.
Publicar un comentario