Un año y poco ha pasado desde Between two shores y has dejado que fluya ese río desbordado de música que llevas dentro en un nuevo disco. Has ido hacia arriba desde aquel torbellino de éxito y emociones enfrentadas que fue Once y sus secuelas musicales y me temía que ahora, después de tres álbumes fantásticos, ibas a tener vértigo en el cuarto. Cuánto me alegro de haberme equivocado. This wild willing (Anti-, 2019) es otra de tus cumbres, Glen Hansard.
París (y seguro que la vida que masticas en soledad) te ha inspirado, y has dejado que música y músicos de lugares que parecen lejanos te acompañen. Y de ti han extraído ese lado melancólico de las canciones, la fuerza catárquica de los gritos que claman o lloran palabras. Las que ahora has creado parecen nacer de lugares profundos: unas bucean bajo las olas y me arrastran con ellas hacia rincones turbios, otras me sacan a la superficie y me dan oxígeno y deleite. Termino de oírlas y me dejan revuelto un rato, suspendido en una gravedad de madrugada y en nubes de excitación sensorial.
No solo eres gran músico, tienes contigo a quienes te hacen mejor. Vistes canciones con el rigor de un relojero y el arte de un sastre (o al revés). Me gustan las que se estremecen tanto como las que se deshacen. Llevo días abstraído en I'll be you, be me, en Race to the bottom, en Threading water y en Good life of song. Por cómo se levantan y deshacen en luces, o pelean contra el viento en la noche, o purifican. Y vuelvo a creer que eres un gran tipo con el que me gustaría sentir la música.
Nota: 9,5/10
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1 comentario:
Aun no lo he escuchado pero vaya ritmo que lleva el señor ... no para de publicar. Por lo que dices vuelve a dar en la diana asi que a ello vamos. Saludos,
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