miércoles, octubre 31, 2018

VOLUME TWO 92: JOHN HIATT

Pasan los años y a John Hiatt se le nota un aspecto cansado, los rasgos más afilados, la voz arrastrada, el grito ahogado. Pero cuanto más viejo, más sabio, ¿no es cierto? En él hay algo que no se desgasta con el curso de los discos, más de una veintena en más de cuarenta años. Queda y vibra un brote natural para convertir música sencilla en canciones emotivas (o canciones sencillas en música emotiva, tanto vale). Detenerse cada poco tiempo en un nuevo álbum de John Hiatt es una hora bien invertida, una celebración de oficio bien ejecutado y con la medida justa de pasión e integridad por gracia de a quien los años han hecho un maestro.

Hiatt lo es, en su aparente sequedad y en el profundo alcance de cuanto compone. Raro es que falle en su listado de obras. Hay algún disco flojo aquí y allá, más antes que ahora. Desde el cambio de milenio sus álbumes contienen puñados de canciones tensas y agrietadas, delicadas y hermosas. (Ah, cuanto lo disfruté en Londres hace ocho años.) Me cuesta elegir entre lo mejor de estos últimos años: The tiki bar is open, Master of disaster, The open road, Dirty jeans and mudslide hymns, Terms of my surrender... mejor me quedo con todos. Hiatt acaba de publicar The Eclipse Sessions, de pulcro articulado de guitarras, con espíritu blues a lomos de rock que se consume en el crepúsculo. Bravo.
 

1 comentario:

J Aybar dijo...

Una vez mas muy de acuerdo contigo. Tambien fue la sensacion en el concierto de este verano. Hiatt se nos hace mayor pero lo hace con mucha clase. Eclipse no me parece mejor ni peeo que su produccion inmediatamente anterior. Pero con el, ya es mucho