domingo, diciembre 13, 2015

VOLUME ONE 383: CINCOPAREDES (CINCOPAREDES)

Este es un supergrupo de autores exigentes, creadores rigurosos, cada uno en su círculo, entregados al arte íntimo de la composición. Cincoparedes, todo junto. Lienzos en blanco, folios hambrientos de música y letra. Cinco intérpretes de A Coruña unidos por una pasión que motoriza sus vidas. Nando Deibe. Luis Moro. César De Centi. Silvia Penide. Félix Arias. No, no son nuestros Crosby Stills Nash & Young (y Joni Mitchell, podríamos añadir), ni lo pretenden. Entre los cinco suman casi veinte álbumes y muchos años de carrera musical con sus bandas o con el apoyo cercano de sus guitarras y sus voces. Ahora juntos acaban de fabricar el primer disco como quinteto, el reflejo de una emocionante actuación que ofrecieron a comienzos de este año al cálido cobijo del Teatro Rosalía de su ciudad.

Se sienten bien, se compenetran con natural entendimiento. Hay un vínculo presente pero invisible en las canciones que interpretan, un estímulo de unión y música compartida que reactiva temas propios para convertirlos en temas conjuntos con nuevos matices y una brisa diferente. Son músicos agraciados con el detallismo aprendido del talento de los maestros que les orientan (los clásicos y los no tan clásicos, los de siempre y los que les suceden), y cada uno aporta voces de fondo, finas cuerdas, delicada percusión, dos o tres teclas. De eso se trata.

Cincoparedes, el álbum, está muy bien tocado. Cada pared ofrece tres canciones, quince en total. Se degustan como ingredientes de una cena sabrosa y ligera, con un regusto de melancolía. Pero carece el disco de una unidad reconocible, el resultado definido de un conjunto de fuerzas musicales con propia entidad. Contiene canciones demasiados limpias y algunas demandan un poco más de nervio y autoridad (el abrigo de un bajo, unas pocas guitarras eléctricas o percusiones más sonoras). Su música desprende aparente sencillez, esa ilusión que esconde verdadera complejidad.

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