viernes, noviembre 13, 2015

SOUNDTRACK 175: LA JUVENTUD

-Dijiste que las emociones están sobrevaloradas. Eso es una estupidez. Las emociones es lo único que tenemos.
Hay cineastas que con la cámara y el envoltorio que adorna las imágenes, pero sobre todo con la cámara y el escenario que encierra en un plano o el movimiento que traza para captar un entorno o acercar y alejar actores, transmiten sensaciones intensas o consiguen que queramos entrar en la película entera o ser parte de sus personajes. Paolo Sorrentino sabe hacerlo muy bien, mover la cámara y atrapar un clima y ofrecérnoslo para penetrar en él. Su cine es reconocible, vaporoso, en ocasiones precioso. Me gustan Il divo y This must be the place; no me gusta tanto su film más alabado y ganador del Oscar a la película extranjera, La gran belleza.
La vejez. Los recuerdos. La rutina. La música. El cine. El arte. El amor. De eso trata La juventud. Si has leído La montaña mágica sentirás, en el balneario de Davos en el que se encierran unos días los personajes y en los planos precisa y preciosamente elaborados de Sorrentino, el pulso ausente de la vida y el espíritu decadente de la novela de Thomas Mann. Michael Caine y Harvey Keitel (inmensos) son dos viejos amigos desde la juventud, director de orquesta uno, director de cine otro, apático de todo uno, atascado en la creación otro, que repasan sus grandezas y frustraciones en ese balneario surreal por el que pasan un actor de éxito, una miss universo, un matrimonio que no se dirije la palabra y el mismísimo estómago grasiento de Maradona. Sale un estupendo Paul Dano, una sensible Rachel Weisz y una arrugada Jane Fonda. Y respiran unas imágenes (montañas, piscinas, plazas inundadas) y sensaciones (un masaje, un baño al que entra una mujer desnuda, un paseo en la pradera) hermosas.

Y la vida pasa. Y todo queda o no queda nada. Ni siquiera las emociones.

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