No me cuesta alinearme con algún gurú de la prensa musical nacional para rendirme al encanto instantáneo que brota de las canciones de Jonathan Jeremiah en su primer trabajo, A solitary man (Universal, 2011). Como ellos (Diego, Julián), entiendo el entusiasmo nostálgico que les ha causado este joven londinense con voz de barítono, aspecto desgarbado y música intemporal, de finos vientos orquestales, R&B ligero con inclinación folk enmarcado allá por aquellos finales años sesenta. Aire de otro tiempo, impensable en estos días, por ello inesperada y milagrosamente hermoso.
Tres veces en la mitad de este día me he inyectado este disco. Escuchando A solitary man, se viaja unas cuantas décadas atrás para recorrer escenarios y ambientes que el recuerdo de películas americanas que vimos hace tiempo y la ensoñación de nuestra naturaleza nos devuelve casi palpables: fotogramas de Nueva York al amanecer, San Francisco en una noche de verano, pequeños apartamentos, parejas de casualidad; las obras de Neil Simon, John y Mary, Cualquier día en cualquier esquina, El próximo año a la misma hora; Dustin Hoffman, Mia Farrow, Jane Fonda, Jack Lemmon, Barbra Streisand, Shirley MacLaine. ¿Y el chico, este Jonathan? Pues cierra los ojos y piensa en Cat Stevens, Nick Drake o Ray Lamontagne. Comprúebalo.
Nota: 8/10
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Apuntado queda ...
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