lunes, marzo 12, 2012

SOUNDTRACK 114: SODERBERGH


Aplaudo a los culos inquietos del cine, autores preocupados por tocar varios palos (no siempre con igual fortuna, pero eso es otro cantar) sin necesidad de ajustarse a la rigidez de un estilo reconocible, asentados en un régimen de libertad temática y comodidad presupuestaria. Steven Soderbergh, como Michael Winterbottom, es uno de esos directores de cine incontinentes, al que, pese a sus errores (alguno monumental, véase Full frontal o The girlfriend experience), se le debe agradecer la variedad de su propuesta y su inquietud narrativa. Al revisar su versátil, siempre curiosa y a ratos esquiva filmografía me encuentro con que hay unas cuantas películas que me producen indiferencia (experimentos insípidos como ¡El soplón! o productos fallidos como El buen alemán o Solaris), pero también hay obras brillantes, sugerentes y entretenidas, como la trilogía de Ocean (11, 12, 13), Che. El argentino, Un romance muy peligroso, El halcón inglés, Erin Brockovich o Traffic.


(Dicen que) Steven Soderbergh confesó hace poco que cuando termine los proyectos que tiene entre manos se va a retirar del cine por cansancio y falta de motivación. Me sorprendería, y al mismo tiempo me entristecería, que tomase este camino después de sus dos últimas películas, excelentes trabajos como Contagio e Indomable, desde luego intrascendentes, pero a la vez hábiles en su estructura, tensos cada uno a su manera, a modo de documental ambicioso el primero y como la actualización de un spaghetti western con agentes secretos y matones a sueldo en el segundo. La frescura natural en la dirección, hacer sencillo lo complejo, es precisamente lo que más lamentaría de una hipotética retirada de Sodebergh (del mejor Soderbergh, quiero decir), hábil director para cualquier terreno que fotografía y monta sus propias películas y que de vez en cuando acude a músicos tan atractivos como Cliff Martinez o David Holmes.


Si hubiera que recoger firmas para animar a este autor a seguir dirigiendo películas en caso de querer retirarse, yo estamparía la mía.

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