Hay una extraña incomodidad en Metals (Polydor, 2011), repentinos estruendos que salpican insanos descansos, turbias atmósferas y alejamiento. No hay etiquetas, y eso es fantástico, no poder comparar con algo ni encontrar parecidos. Percusiones contundentes, en ocasiones imprecisas, como nacidas del ritmo inestable de un niño torpe. También guitarras opacas y esquivas, virtuosismo cero. El ambiente por encima de todo. Y una voz atenazada y perezosa, arrastrada, la de Leslie Feist, la misma que la del fenomenal The reminder, pero nada que ver con aquella autora alegre y atrevida.
Metals lleva a Feist al terreno que pisan con descaro los artistas de culto. Porque la música que guarda es de una personalidad tremenda, que parece que no sabes por donde cogerla pero en el fondo es fácil de dominar. Poderosos unos cuantos temazos como The bad in each other, How come you never go there, Undiscovered first o Comfort me. Una música a la que retirar capas, envolvente y rocosa, como la del paisaje que rodea la F en la portada.
Nota: 8/10
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