Disco a disco, año tras año, me van gustando más The Black Keys. Se han metido hace poco a colaborar en un álbum con diferentes artistas del rap, y con eso no comulgo, la verdad, pero enseguida han vuelto a faenar por el océano de su rugosa textura con un nuevo trabajo, el sexto, Brothers (Nonesuch, 2010). Y como el mismo grupo, me gusta más escucha tras escucha. Es que Auerbach y Carney convierten lo escaso en sensación abundante. Su aparente economía instrumental no es tal cuando a la percusión y al guitarreo austero le añaden picante y queso rayado, un poquito de especias de soul y blues o una pizca de ambient y gospel. Aunque se hace un punto largo el disco, no desmerece ningún tema de este Brothers que hermana esencias musicales bajo el prisma sucio (sólo aparentemente) y seductor de The Black Keys.
Nota: 8/10
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