viernes, mayo 14, 2010

LIVE IN 87: MENTIRA DE ROCK


Hace tiempo nos flipaba su pose, su maquillaje, las gilipolleces que decían sobre convertir a su público y cambiar el mundo (o al menos la forma de verlo e interpretarlo). El tiempo lo ha estropeado todo, hasta aquella música estridente y desafiante. Ahora todo aquello no es más que patético, ridículo, un ejercicio pueril de experimentación caprichosa. No eran más que mocosos que ahora se ríen de lo que vivieron. Ahora un tipo con nombre de galán de telenovela aparece atado en el desierto, llorando por un amor que no puede alcanzar, acaba desatándose, rompiendo objetos contra paredes y debemos pensar que esto es rebeldía, dolor, pena y esas chorradas que la música convierte en canciones olvidables. Venga ya. Ligas bañadas en sudor. ¿Qué nos ofrece el sonido de la música? Nada. Me cuesta reconocerlo. Nada. Por mucho que se empeñe en lo contrario el autor más auténtico del último callejón. Ojalá tuviera otras palabras.

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