He tardado casi cincuenta días, los primeros de este año, en hacer merecedor de una reseña en este blog a un disco nuevo. Sin ser nada del otro mundo, al menos me he encontrado con una novedad sugerente, un antídoto contra la indiferencia que me han causado otros álbumes recientes, sin ir demasiado lejos el plomizo compendio de versiones que acaba de grabar Peter Gabriel. Pero, centrándonos, lo primero que he aplaudido en el nuevo año es Falling down a mountain (Constellation, 2010), la última propuesta, siempre intrigante e inclasificable, de Tindersticks. Esta banda de Nottingham tiene un tono cálido y a la vez sombrío que me atrae. Un disco me gusta, otro no, pero algo tienen todos. Esa voz trémula e intimidante de Stuart Staples que me recuerda siempre a Kurt Wagner, de Lambchop. Y Atmósfera, especialmente. Y su último trabajo tiene un poco de calma nostálgica (Factory girls, Piano music) y bastante de psicodelia fantasmagórica (Black smoke, la inicial Falling down a mountain).
Nota: 7/10
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