miércoles, diciembre 02, 2009

ERIC


Me fallan los recuerdos. Entonces no estaba tan obligado como ahora a convivir con el fútbol y el deporte. Veía alguno de sus goles en la televisión, la patada con la que agredió a un seguidor del Crystal Palace, su chulería mientras esperaba a que lo felicitaran sus compañeros por haber marcado, su velocidad endiablada, la potencia y colocación de su disparo, sus regates traviesos, su mala hostia, su imagen poderosa y a la vez entrañable, un ídolo al que amar y odiar, un “genio imperfecto”. En realidad todo esto vuelve ahora a mí después de haber visto Buscando a Eric, la última película de Ken Loach, una de las mejores de su extensa filmografía. Eric Cantona se interpreta a sí mismo como la aparición salvadora de un pobre hombre, un prototipo del cine de Loach, una piltrafa deprimida a la que aún le queda una brecha que penetrar para hacer su vida un poco menos desgraciada. En un momento de la película el protagonista intenta recordar la última vez que fue feliz. Viendo a Eric Cantona, los partidos del Manchester United, el fútbol en la grada, donde nace el rugido y vibra el corazón entregado a unos colores. Gracias a reyes como Eric.

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