domingo, junio 30, 2024

VOLUME ONE 666: FLYING AWAY (JON MUQ)


Tres letras en el nombre, tres en el apellido: Jon Muq, fácil de recordar. Otro nombre a subrayar que sale de la inagotable fábrica musical de Dan Auerbach. Casi todo lo que lleva la estampa de Easy Eye Sound es material de alta calidad, es sello anacrónico que cabalga entre épocas y estilos, es diseño de exquisita factura con la inspiración rescatada de un pasado que nos formó como músicos y oyentes. Y Auerbach no tiene rival en tal empresa. Muq, que creció en Uganda y acabó en Austin, tiene una historia para contar, entre escasez alimenticia, aprendizaje en las calles y desarrollo musical como cantante en la banda de un crucero. Sea como fuera, acabó en el radar de Dan, que para su primer álbum, Flying away (2024), le brinda una sala para fortalecer un esponjoso sonido con el que construir hermosas canciones. Puede que en el reparto de referencias de folk y soul aparezcan Bill Withers, Rodríguez o Jack Johnson. Pero el nombre de Jon Muq debería llegar pronto a la primera línea.

Nota: 8/10

lunes, junio 24, 2024

GREATEST HITS 342: DARK NECESSITIES (RED HOT CHILI PEPPERS)

Vuelve un soplo de frescura joven, la ligereza de la despreocupación, cuando los Peppers saltan como chavales libres para crear una buena canción. En un disco, en otro y en otro. En el 16 de este siglo aún tenían carga suficiente para demostrar que el retiro estaba lejos, que la panza no se les desparramaba sobre el cinturón, que hacía calor en California como para seguir enseñando musculatura. Kiedis, Flea y Chad protegían a Josh y nadie echaba en falta a Frusciante. Y The getaway, metiera mano quien quisiera, guardaba vibrantes temas como este. Olivia Wilde dirigía el vídeo, que veías queriendo saber cómo dominar el monopatín.

martes, junio 18, 2024

VOLUME ONE 665: BOW TO LOVE (ISOBEL CAMPBELL)


Reconozco que cuando alguien canta y entona de un modo parecido al de Isobel Campbell no tardo en desconectar. Esa languidez y fragilidad que tan a menudo empaña las hechuras del pop acaba por hartarme. Hay excepciones, claro: pensemos en Hope Sandoval, por ejemplo, o en la misma Isobel. A la altura del séptimo disco tras dejar Belle and Sebastian, la escocesa se deja caer como a cámara lenta sobre el elástico lecho en el que deposita un trabajo deliciosamente climático, Bow to love (Cooking Vinyl, 2024), tan misterioso como cercano, de esos deliciosos platos que se disfrutan más mientras la carne se deshace bajo el paladar y su sabor se expande por toda la boca. Hay algún chispazo desenfadado en este álbum (4316), pero predominan las golosinas atmosféricas (Spider to the fly, Dopamine) que Isobel mastica con delicado mimo y que nos dejan suspendidos en la relajación.

Nota: 7/10

lunes, junio 17, 2024

GREATEST HITS 341: DANCING BAREFOOT (U2)

Esta canción hay que interpretarla con una mezcla de arrojo y sensualidad. La descubrí con U2 diez años después de que fuera compuesta y cantada por Patti Smith, que de ambos atributos sabía un poco bajo la aspereza de su imagen. Bono y demás se la apropiaron para incluirla como cara B de un single de Rattle and Hum, el que correspondía al tema When love comes to town. Debí de desgastar los surcos de la canción en el tocadiscos allá por 1989, cuando los singles de los irlandeses contenían música que merecía estar entre la selección final de cortes para un álbum. Pero Dancing barefoot no era de ellos, aunque sonase tan autóctona cuando le quitaron polvo a los tesoros de Patti.

jueves, junio 13, 2024

LIVE IN 303: CASH LIVES!

Esto se vende como un disco póstumo. La rentabilidad postmortem. El lucro de la muerte, la apariencia de lo vivo. Pero Johnny Cash falleció en 2003, murió con las American Recordings de Rick Rubin, un solemne epitafio que entierra a un mito, y escarbar veinte años después entre reliquias guardadas sin completar para armar algo nuevo, para obrar una resurrección... no sé, no me convence. No conecto con esta canción.

Spotlight es el segundo adelanto de Songwriter, un álbum que toma demos grabadas por Cash en 1993, antes de iniciar aquellas mágicas sesiones con Rubin. El descubrimiento de los archivos fue de John Carter Cash, hijo de Johnny y June Carter, que reclutó a un puñado de músicos para envolver la voz y la guitarra que Cash había dejado de desnudas. Dan Auerbach es invitado en algún tema, como este. Y a mí me parece frío, demasiado lejano, como si el tinglado no fuera con el viejo Johnny.

miércoles, junio 12, 2024

ALCALÁ NORTE, UN CAÑÓN

De repente, Alcalá Norte. Te dicen que vienen a tu ciudad, a actuar en una sala que programa conciertos como parte de un festival en verano, y lees que es la banda de la que ahora todo el mundo habla, que se lo han montado bien, y que todos quieren verles actuar. Y poco más, prefieres no enterarte de mucho más sino comprobar si alguien está exagerando o no, descubrir que a ti te pueden también gustar tanto. Pues sí, es verdad. Los escuchas y sientes en sus canciones que hay un hilo que te devuelve a la juventud, un lugar que hoy no parece tan lejano.

sábado, junio 08, 2024

LIVE IN 302: EL MUNDO SECRETO DE PETER GABRIEL

No asistí a este concierto ni a ninguno de los de aquella gira, la del álbum Us de 1992. Las sensaciones, fabulosas, las atrapo a través de la grabación de una de aquellas actuaciones a finales del 93 en Módena, que sirvieron para el documental musical Secret World Live. Me habría gustado estar allí, absorto por la coreografía original, a ratos deslumbrante, a veces incómoda pero también calculada y dinámica con la que los músicos, entre fragmentos trascendentales, se lo pasaban tan bien saltando y bailando en el escenario.

Peter Gabriel era entonces un genio preciosista y perfeccionista, algo que no ha dejado de ser desde que pareció convertirse en un monje encerrado en su espiritualidad, retirado del negocio hasta tardar veinte años en crear nueva música. Pero el Gabriel de hace tres décadas, el de la gira Secret World, el que más se añora, te aturdía con Digging in the dirt, te llevaba a la euforia con Sledgehammer, te humanizaba con Solsbury Hill o te enternecía con Don't give up. Este es, repito, uno de esos conciertos que no me hubiera perdido.

miércoles, junio 05, 2024

GREATEST HITS 340: WONDERWALL (NOEL GALLAGHER & HIGH FLYING BIRDS)

Cuesta hacerse a la idea de que esta canción la puedan interpretar por separado los hermanos Gallagher, cada uno a su antojo en distintas formaciones, sin el sonido orgánico que Liam, Noel y compañía le daban cuando la grabaron para el álbum (What's the story) Morning glory? y cada vez que Oasis la desnudaba en vivo cuando la convivencia fraternal aún era admisible. Pero no importan las distancias ni los arreglos con Wonderwall, canciones como estas son indestructibles, y si algún Gallagher pone el hilo y la aguja sobre ella es muy probable que no escatimemos en darles las gracias. Hace nueve años que fue grabada esta versión del clásico de Oasis con la firma de la banda con la que Noel se ha sentido a gusto después de la ruptura. Son discos son más o menos afortunados; no pasa nada si cuando salen a escena se funden en un abrazo común envueltos en Wonderwall.


sábado, junio 01, 2024

LIVE IN 301: AQUEL CONCIERTO DE U2 EN ANOETA...

Todos hicimos noche a la intemperie, o casi, para asistir en primera fila a un concierto. Taylor Swift ha estado en España para excitar a sus fans y seducir a interesados con recursos de sobra para exhibir la gira de todas las eras, el espectáculo de su regreso a los grandes espacios donde se junta lo grandilocuente con lo cursi, lo profundo con lo hortera. Por un lado, hemos leído durante días el impacto de lo que genera un show como este (desde movilización de masas a precios por las nubes); por otro, el trabajo me ha puesto en contacto con swifties de mi ciudad para obtener de ellos las sensaciones que tienen horas antes de uno de esos dos conciertos en Madrid, para conocer sus historias como fieles seguidores de Taylor Swift, lo que les motiva o entusiasma de su diva, por la que son capaces de hacer cola para entrar en el estadio desde el día anterior. Y todo esto me lleva en la memoria a más de treinta años atrás, a un tiempo en el que yo también estuve en esas primeras filas haciendo noche, o casi: Velódromo de Anoeta, San Sebastián, 1992, U2

 

El viaje en el tiempo me sitúa en un tren con destino a Burgos, donde otro fan de los irlandeses que estudia allí Arquitectura me espera para seguir en ferrocarril hasta Donosti. El concierto es sobre las 22.00, a las 20.00 actúan los teloneros y a las 18.00 abren las puertas. Llegamos al primer acceso a Anoeta a las ocho de la mañana, donde cuatro o cinco seguidores como nosotros también esperan para ser de los primeros en verle las arrugas a Bono. Compartimos fanatismo, miramos el reloj cada veinte minutos, vamos a comprar jamón y queso al super más cercano, vemos llegar a más gente, hacerse la cola más grande. Cuando abren las puertas corremos como perseguidos por demonios, a algunos se les caen las monedas de los bolsillos, otros caen al suelo al saltar escalones una vez que entramos en el velódromo. Y una vez dentro, seguros, con la primera y la segunda fila garantizadas, seguimos esperando a que llegue el momento clave de nuestras vidas. Al fin hemos llegado hasta aquí. Bono, los coches, las pantallas de televisión, las luces, la música nos envuelve. Después del concierto fuimos hasta la puerta del hotel donde se alojaba la banda, pero no nos atrevimos a entrar. A las ocho estábamos de nuevo en la estación para coger el tren de regreso.

Por aquella época empezábamos a oír hablar de Green Day, una joven banda de punk rock californiana, que en el 94 se harían famosos en el mundo entero con el álbum Dookie. Treinta años después, la invitación de una empresa me lleva hasta una zona VIP de un un festival donde Green Day recuperan aquel disco entero y completan con una veintena de canciones más de dos horas de música. Tengo la sensación de que aquí nadie hace cola para entrar, nadie pierde los nervios ni por estos punks envejecidos, ni por el famoso reggetonero que actúa antes, ni por el resto del cartel, en el que me cuesta encontrar uno o dos nombres más medianamente conocidos. Veo que a nadie, o a muy pocos, les importa la música que aquí suena, solo importa hacerse fotos y colgarlas rápidamente en las redes, llenar la noche de flashes y de las luces de las pantallas de los móviles, hacer colas en las barras que la compañía cervecera que patrocina el festival reparte por todo el recinto. Hace un frío del carajo y me siento viejo.