Cada canción es (o debe ser) un viaje, y los viajes que ofrecen las canciones de Jonathan Wilson tienen destinos impredecibles, distintas direcciones, diversas rutas. El billete invita a abrocharse bien el cinturón y a no perder detalle de las vistas, porque en cualquier momento la carretera pasa de una llanura a una empinada subida sin darse uno cuenta; de pronto el asfalto está resbaladizo y al instante el coche se desliza adelante como si volase; llegan curvas o la recta no parece tener fin. Viaje inclasificable. Al volante Wilson, siempre atrevido, director de toda su propia orquesta, capaz de inventos y caprichos, giros frívolos, música que respira una aventura única y traslada al oyente a dimensiones cósmicas, psicodélicas, libres, espirituales, fascinantes. Eat the worm (BMG, 2023) agranda la magnitud genial de este músico y productor entregado de lleno al oficio y la evasión musical, que tras una larga gira en la banda de Roger Waters y entre diversidad de recientes producciones (Angel Olsen, Billy Strings, Margo Price, Father John Misty) encuentra tiempo para fabricar canciones que, a pesar de su ambición creativa, resultan prodigiosas.
Nota: 9/10
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