Preguntaos cómo Tony Garnier, el más leal de los músicos de Bob Dylan en la gira sin fin, acabó en un estudio de Brooklyn con Oisin Leech y Mark McCausland, The Lost Brothers. El impagable bajista coproduce el último álbum de estos delicados amigos irlandeses, After the fire after the rain (Bird Dog, 2020), una obra que traspira relajante belleza e invita a deslizarse con sigilo por sus canciones a Howe Gelb, Jolie Holland, M Ward y el propio Garnier. Y qué canciones. Con Gelb ya habían grabado su anterior trabajo, otra delicia titulada Halfway towards a healing, con el que los conocí hace dos años. Vaya, lo mismo que escribía en aquel post, podría repetirlo en este (el parecido vocal con Milk Carton Kids, la deuda íntima con Calexico, la resurrección sonora del score de Dylan para Pat Garrett & Billy the Kid en los temas intrumentales -¿Garnier tiene algo que ver en esto?-). Todo aquello vale ahora. Y gusta tanto o más.
Nota: 8,5/10
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario