El tercer álbum de Michael Kiwanuka está bien, bastante bien. Pero... Vaya, cuando comenté por estos lugares el segundo disco del británico hace tres años apunté el mismo pero... Mi reparo principal se debe a lo que impide que Kiwanuka (Interscope, 2019) sea un trabajo grande por si mismo, por el alma de sus entrañas y por sus méritos naturales, y que no es otra cosa que la huella marcada de su producción. Da la impresión de que Kiwanuka, el autor, ha dejado a Danger Mouse e Inflo la tarea de decidir cómo suene su disco, seguramente porque, como en Love & Hate (2016), la elección fue acertada, esa mezcla de arreglado soul setentero y recargada psicodelia contemporánea, y apostar por repetir la fórmula garantizaba, o debía de asegurar, las mismas sensaciones. Más o menos.
Como digo, el disco se disfruta. Suena a viejo y a nuevo, a antiguo y a moderno. Posee un clima que imprime calor a la escucha. El soul se apoya en un eco lejano de sensuales voces femeninas y la psicodelia, en guitarras estrujadas y teclados esponjosos. Hay temas con gancho y seguridad (el inicial You ain't the problem y las dos partes de Piano Joint y de Hero), y los hay más leves (Hard to say goodbye, Light), que en vez de explotar se diluyen. Y de nuevo me pregunto: ¿vamos a saber algún día cómo el propio Michael quiere que suene su propia música? Creo que en el fondo desea otra cosa, y sería también elogiosa. La respuesta, en el próximo álbum, veremos con quién al otro lado del cristal.
Nota: 7,5/10
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2 comentarios:
Definitivamente le tengo que dar otra vuelta .... por lo que dices y leo en otros sitios, parece que estoy ante el proximo Waht's going on? y no me he enterado a primera escucha ... :-)
De What's goin' on? nada de nada. Le haría falta un poco más de modestia y carrera a Kiwanuka. Pero este disco, como digo, está bastante bien...
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