Pocas veces he tenido el impulso de llevarme de una tienda de discos el álbum desconocido que estaba sonando en el momento en el que yo estaba en el lugar. Tiene que darse una mezcla de flechazo, intuición y confianza para que me decida a comprar eso impactante y novedoso que está llegando a mis oídos. Algo de eso se dio en Tower Records de Dublin mientras caminaba entre las estanterías y ya le había echado el lazo a cuatro discos. De fondo sonaba un tipo así como nervioso, pero seguro de voz y tono, con un aire siniestro e inquietante que me recordó, a quién más, a Kevin Morby. Vaya. Amen Dunes, me dice una aplicación inteligente de mi teléfono. No veo ningún ejemplar en la tienda. ¿Tenéis lo que está sonando?, pregunto. Tenemos una copia, la que oyes, me dice una chica. ¿Te la llevas? Venga.
Bajo este nombre se esconde Damon McMahon, estadounidense, con proyectos desde 2006, experimentador de sonidos y composiciones. Llego a él con Freedom, de 2018, su álbum más reciente, en el que (dicen las reseñas) suena más limpio y refinado, más asequible. No puedo comparar trabajos, pero sí confirmar ese aura esquiva de misterio que fluye de su música, con vapor espeso como para llevarme por viajes de sensaciones húmedas.
viernes, septiembre 06, 2019
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