Rescatemos música salvable de los años 80. En aquella olvidable década en la que el pop se decantó por el populismo facilón y comercial y explotó afluentes como el baile y la electrónica, nacieron en Glasgow Deacon Blue. Su segundo álbum, When the world knows your name (1989), sucedió a un exitoso debut, Raintown, y tuvo un par de singles que sonaron mucho (Wages day y Real gone kid). El disco tiene otros temas con gancho, animosos y elegantes, bien armados y mejor interpretados, como Fergus sings the blues o Love and regret. Eran un sexteto majo, alegre, con una vena de soul. Al escuchar When the world… tengo la sensación de entrar en una gran ciudad (¿Glasgow? No precisamente), de dejarme llevar por su corriente y contagiarme por su jovialidad, de querer quedarme a vivir allí un tiempo. El grupo sigue sacando discos, pero no les he escuchado ninguno más.
Mi breve
historia con Deacon Blue nació por accidente. Le había pedido a mi madre que me
fuese a buscar un disco de U2 (no recuerdo cuál) a la tienda donde más música
compraba. Como habían agotado el álbum que yo quería el chico de la tienda (con
quien aún me veo a veces), conociendo ya los gustos que yo empezaba a mostrar,
le recomendó When the world knows your name. “¡Pero qué es esto!”, exclamé a mi
madre, decepcionado. “Me dijo el chico que te puede gustar”, respondió. “Bueno,
no está mal”, dije tras la primera escucha. Veinticinco años después digo que
está verdaderamente bien.