sábado, diciembre 14, 2013

VOLUME ONE 314: FANFARE (JONATHAN WILSON)


Que no despiste el título: Fanfare, de Jonathan Wilson, no es fanfarria ni alboroto ruidoso; hay mucha instrumentación en sus 78 minutos, variado viento, metal, cuerda y percusión, pero en absoluto esa convivencia es atolondrada o caótica, al contrario, descansa en un equilibrio armonioso. El eco que resuena mientras lo escucho me sitúa en otro lugar y en otro momento. Me parece que este tío, nacido a mediados de los setenta en North Carolina, es un eslabón musical que se fugó de aquella década para reaparecer ahora emparentado con sus músicos favoritos. CSN&Y, Byrds, Bob Seger, Pink Floyd, Neil Young o James Taylor flotan en la atmósfera. ¿Un pastiche facilón sin originalidad? Al contrario, sin perder la brújula sigue su propia dirección. ¿Suena demasiado ambicioso, grandilocuente? No sabría qué decir… la complejidad con la que parecen compuestas algunas canciones enseguida se transforma en un recurso natural nunca fuera de lugar. ¿Genuino? No hay precipitarse al referirse a nuevos genios, pero podría ser…
Discazo impredecible este Fanfare (Bella Union, 2013). Como en Gentle spirit (2011), perviven las brisas psicodélicas, gotas de rock sinfónico, el espíritu lisérgico de Laurel Canyon. Hay esta vez temas más fáciles de calar (Love to love, Desert trip, Fazon), otros que proponen brillantes acertijos mientras avanzan (Dear friend, Moses pain, New Mexico).

Que no se me olvide: Wilson toca prácticamente todo y a su voz suave que cae evaporándose sobre la superficie de las canciones la acompañan las aportaciones de gente como Mike Campbell, Benmont Tench y Pat Sansone, además de, mira por dónde, Graham Nash, David Crosby y Jackson Browne. Me lo he escuchado tres veces el mismo día, 234 minutos. Es buena señal.

Nota: 8,5/10

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