De esto hace ya su tiempo, más de cuarenta años, de esta música limpia y verdadera. Neil se puso pacífico en aquel disco, After the gold rush (1970), qué ternura. Tan simple como un soplido, cerrar los ojos y un título real (o no), mientras buscamos la brújula y un timón, y en el intento tropezamos una y otra vez. Grrrrr.
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