La música, entre otras muchas cosas, es eso que tanto nos gusta, lo que excita nuestras emociones y mima las sensaciones. Lo que nos traslada a una burbuja de ensueño. Ella es eso, pegada a su micrófono, meciendo su cintura y bajando las pestañas, haciéndose la alumnita saltarina, engatusando a mocosos y profesores y dando un saltito antes de perderse por el pasillo del instituto. La de guapas que hay en el mundo pero lo bien que sabe mirarla, soñar que a ella la probamos como si lamiéramos un helado o chupáramos una gominola. La sonrisa del verano envuelta en una música preciosa.
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