Yo no sé tocar la guitarra pero no concibo el mundo, ni mi vida, sin su sonido. En mi lista particular de héroes del mástil de cuerdas Steve Cropper está en lo más alto. Se admiten matices y discusiones, claro, pero no creo que las haya tratándose del Coronel. Seguirá estando ahí arriba, sentado en la bahía de Otis, no me importa al lado de quién, porque aunque mueran los artistas conservan su obra para siempre.
Cropper se ha marchado a los 84 años. Hace unos veranos vino a tocar a mi ciudad, a recordar su inigualable repertorio al frente de su mejor banda, los Blues Brothers, cómo no... con permiso aquella noche de los MG’s de Booker T. Hablaba, reía, jugaba. Se le veía feliz. Tocaba de locura, con ese equilibrio tan suyo entre potencia y precisión, soltura y elegancia. Estábamos empapados de Stax. Escuchar el sonido de sus cuerdas depuradas le hace a uno sentirse muy bien.

