Creo haber reseñado, a la manera antojadiza en como lo hace este blog, los últimos seis álbumes de estudio de Mavis Staples desde 2007, además de aquella inolvidable actuación que me puso enfrente de ella, al alcance de sus manos y su entrañable menudez, en el pequeño escenario del Jazz Café de Londres a finales de 2010. Mavis es alguien a quien le encaja la particularidad de lo sagrado, de la vejez sabia. En su forma de ser y en su música, intérprete vocacional y vocalista emocional. Dejándose guiar por el criterio de colegas que podrían ser sus hijos o nietos, como Jeff Tweedy, M Ward, Ben Harper y ahora Brad Cook, ha firmado un final de carrera memorable.
Sad and beautiful world (Anti-, 2025) podría ser el fin de su travesía, o una etapa más, quién sabe. A ese Dios tan presente que la conduce en su camino, Mavis sigue dirigiéndose en sus canciones, a un mundo, en efecto, triste pero hermoso a través de canciones prestadas por Tom Waits o Kevin Morby (qué hermosa sencillez la de Beautiful strangers) y el discreto concurso de voces y destrezas como las de Boonie Raitt o Waxahatchee, que convierten este álbum en una brillante hoja más del invernal calendario de la gran Mavis Staples.
Nota: 8/10

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