El amor es único y universal, tanto da cómo se exprese y manifieste, cómo surja y cómo perdure, a quién o a qué se ame, cómo nos haga reír o llorar. Nos lo recuerda de nuevo la serie Modern Love en su segunda temporada, en otros ocho capítulos para vernos retratados tal cual somos cuando el amor pilota nuestras vidas. Si la primera entrega contenía un par de episodios sobresalientes y deliciosas historias, la segunda alcanza la misma altura e incluye un capítulo, el primero, que se eleva a la categoría de absoluta obra maestra. John Carney (Once, Begin again, Sing Street) comanda la serie para Amazon y dirige tres piezas, las tres que salen de Nueva York y estrenan como escenarios Inglaterra e Irlanda, allí donde Minnie Driver y un coche (y Van Morrison) nos abrazan con fuerza al curso caprichoso de la vida.
Todo brilla en Modern love: actores nuevos y viejos, guiones ágiles que evitan lo convencional y la reiteración, personajes admirables (la humorista exitosa y su amigo del alma, el soldado traumatizado, la pareja separada que se reencuentra, la noctámbula, los desconocidos que conversan en un tren y esperan volver a citarse cuando ese virus extraño pase de largo... y Minnie Driver y su coche, por dios). Un consejo: engánchense quienes aún no lo han hecho.
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