El Camino de Santiago en una barca. Esta es una historia muy bonita, la cuenta el documental The Camino Voyage. Cuatro irlandeses se embarcan en un bote tradicional de no más de ocho metros de eslora para llegar desde Dublín hasta Santiago de Compostela a través del Mar Céltico, el Golfo de Vizcaya y el Mar Cantábrico. Solo ellos y el mar implacable, con la fuerza de sus brazos para remar y la voluntad invencible de llegar al final del camino. Navegaban entre olas y descansaban en la costa, cada uno en una tienda de campaña hasta el día siguiente. Conocían a gente que les animaba, que les ayudaba, cantaban viejas canciones. Cubrieron el reto, el sueño, en tres etapas, una por año, cuando tenían el tiempo libre para echarse al mar y pelear contra sus caprichos.
Uno de los bohemios peregrinos del mar es el músico Glen Hansard, que se unió en sustitución de otro remero en la tercera etapa, desde Pasajes en el País Vasco hasta A Coruña en Galicia, desde donde el grupo, con la barca sobre un coche, llegó a Santiago. Danny Sheehy, poeta, decía junto a la catedral que al año siguiente arreglarían la embarcación y volverían al mar para bajar hasta Portugal. A mediados de 2017, el bote artesanal volcó a la altura de Foz de Minho y Sheehy murió; sus tres compañeros (Brendan Begley, Liam Holden y Brendan Moriarty) fueron rescatados con vida y trasladados a un hospital.
Hansard, que solo había remado aquel tramo un año antes, utilizó imágenes del documental, dirigido por Donal O'Ceilleachair, para acompañar el vídeo de su canción Good life of song, una de las maravillas que contiene su disco de 2019 This wild willing. Tengo ganas de nadar, de remar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario