Le
dimos este nombre, Leo. Porque nos gusta leer y deseamos que a él
también le guste. Queremos leer juntos, comprarle libros y hablar de
lecturas. Ojalá. Además de muchas otras cosas, como hacerle sentir
el rey León, el rey de nuestra vida. Cambiaba la hora y las agujas
se adelantaban cuando a él le dio por nacer. Lloró un poco, tembló
y se agarró a nuestros dedos, se pegó a los cuerpos. ¿Esto lo
hemos hecho nosotros, de verdad? Un milagro. ¿Y a partir de ahora,
qué? El año se me ha hecho eterno, aunque todos digan lo contrario.
He aprendido algo: que todo está contado y nada escrito, cada vida
es un relato diferente. Largo año, sí. El primero con Leo.
Felicidades.
A Leo y María.