También nos desentierran, exponen el ánimo con el que empezamos cualquier travesía. O nos dicen cómo pensamos, por qué nos inclinamos. Y nos recuerdan cada estación, las casas que levantan un pueblo bañado por el sol a orillas del mar. El agua está caliente en pleno verano. O a cada persona, nos la dibujan cuando no está, nos la visten con sus prendas y los aromas se entrelazan, con lo bien que le sienta el vestido amarillo largo, la falda pistacho corta, la camiseta marrón con el escote abierto o la chaqueta mostaza, a juego con su pelo, su piel y hasta con las costuras del pantalón. Un baño de colores.
lunes, julio 04, 2011
COLORES
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