No le encuentro encaje a Jolie Holland. Repasando alguno de sus trabajos, sigo ubicándola en tierra de nadie, en su propio suelo libre de comparaciones. Fácil no es agarrarse a su música, requiere oído atento e interés paciente. Quizá sea fruto de su peregrinaje formativo, de su habilidad para tener entre manos varios instrumentos, o de una voz quebrada que no sabes si va descomponerse o está de cachondeo. Un ejemplo de su extraña atracción es este Waiting for the sun, tema con el que cerraba el turbio pero estimulante disco de 2014 Wine dark sea. Lo que empieza como una apacible celebración para cantar y bailar en grupo deriva en oxidada fiebre sonora.
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